
Lima, 04 de octubre del 2007.- Dos celulares idénticos en uno de los compartimentos del tablero del taxi llamaron mi atención esta mañana. Aunque para mí no resulta inquietante el hecho de andar con más de un teléfono en los bolsillos, personas cercanas dicen haber detectado en mí cierta manía por las telecomunicaciones. No discutiré ese asunto hoy, pero sí he de corroborar lo que todos vemos: que la mayoría de los mortales utiliza solo un aparato celular.
Con esta curiosidad como tópico, iniciamos la conversación. “Es que uno es Movistar y el otro es Claro”, precisó este taxista que bordearía los 27 años y continuó explicándome que siempre está pendiente de las promociones de recarga celular de ambas compañías operadoras. De esta manera puede llamar a números telefónicos de cualquiera de los dos operadores con tarifas ventajosas.
Aunque opino que esa multiplicidad telefónica puede resultar económicamente conveniente, sé que no es común encontrarse con gente que piense de esa manera, y creo que tampoco es común que se decida ese tipo de compra dual, sin un motivo más o menos interesante.
Efectivamente –prosigió con su relato– el segundo equipo se lo debe a la persona que le da el carro en alquiler-venta. No es un simple prepago, sino un teléfono Claro de la red RPC, aquel servicio para empresas que permite llamadas, con tarifa plana, a los demás miembros de ese sistema. Viene a ser la competencia del sistema RPM de Movistar.
¿Cuánto le cuesta cuánto le vale? S/.60 mensuales, incluidos 25 minutos libres para llamar a cualquier número. El consumo adicional depende de las tarjetas que necesite comprar o de las promociones de recarga que logre aprovechar el taxista.
La diferencia con el sistema de alquiler, es que en este caso el carro es total responsabilidad del taxista. Es decir, éste se encarga del cuidado y mantenimiento del mismo y no el dueño, como sucede en el caso de alquiler.
El chofer continuó relatándome que este es el segundo automóvil que obtiene bajo este método. El primero fue más rápido, pues se trataba de un auto “recuperado”. Es decir, el dueño se lo quitó al taxista anterior después de algo más de un año de trabajo y numerosos incidentes de morosidad que –supongo– invalidaron el contrato inicial. El nuevo conductor solo debía terminar de pagar los dos años que restaban de la deuda.
Por eso prefirió embarcarse, hace un mes, en la segunda aventura financiera, con la cual está contento, pues sigue ganando dinero y no pierde las ganas de trabajar y prosperar.
2 comentarios:
POBRE SENOR ,ESPERO KE LA CUANDO TERMINE DE PAGAR ESTE SEGUNDO CARRO SE VALLA HACER UN PRESTAMO DESDE UN BANCO Y NO COMPRAR UN 3 CARRO CON EL MISMO METODO ,HAY GENTE KE SE APROVECHA DE MUCHOS PERUANOS KE NO PUEDEN ACCEDER A UN CREDITO BANCARIO HACIENDO PAGAR INTERESES ENORMES Y UNO NO SE DA NI CUENTA POR LA IGNORACIA O/E NECESIDAD.
no se si podras, pero si te pasas un ejemplo de contrato de alquiler - venta seria bacan
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