miércoles, 24 de octubre de 2007

Recuperar la memoria

Lima, 24 de octubre del 2007.-

Solamente una vez, amé en la vida.
Solamente una vez y nada más…

…trinaba Javier Solis, en calidad monoaural en el pulcro, aunque algo desvencijado, auto compacto el día de ayer. No suelo fijarme en la marca del vehículo, por eso no lo recuerdo. Además, me enteré que era Javier Solis quien cantaba el melodioso bolero porque lo dijo el locutor de la radio. La ignorancia me ha puesto ha indagar sobre el origen de la tonada, pues también he leído referencias de la misma popular canción, citando a Agustín Lara.

De unos sesentaitantos años y de estilo prudente para conducir, el chofer disfrutaba de aquella música, pues tras cerrar conmigo el trato de la carrera, inmediatamente volvió a subir el volumen a su receptor.

De tanto en tanto, el locutor recordaba a sus radioescuchas que estaban en la sintonía del programa “La catedral del bolero”. En medio de la apacibilidad que puede provocar un bolero, este amable chofer, de frente amplia, vio una foto en el periódico que yo sostenía en mis manos y la nostalgia musical se fue por los suelos.

“¡Ese desgraciado!”, gruñó. La foto era de Julio Espinoza, el ex jefe del Seguro Integral de Salud (SIS) quien se entregó a la justicia, en medio de investigaciones y denuncias de sobrevaloración en las compras de alimentos para los damnificados del terremoto de Pisco.

Apenas empezó su retahíla de improperios, nada “bolerísticos”, contra el ex funcionario agregó “Igual que el otro”. Intuyendo de a quién se refería busqué la correspondiente página en el periódico y le pregunté “¿Este?”. “Sí –respondió- ese otro desgraciado”.

Esta vez se trataba de Paul Asurza, el empleado del INEI que arguye sufrir de lagunas mentales, que ocasionaron que olvidara pagar a los censadores a su cargo, los 11 mil soles correspondientes. Las noticias ya habían dado cuenta días atrás de que en represalia los censadores quemaron las actas del censo.

Una vez nada más se entrega el alma
con la dulce y total renunciación…

…continuaba Javier Solis, mientras que el ahora airado taxista repetía: “Pobres muchachos.”, “¡Qué son diez soles que van a recibir!”. Se lamentaba por los afectados del supuesto olvido del funcionario y también de que ahora el censo, del domingo pasado, tendrá menos información para cumplir su propósito, por las actas quemadas.

“Si lo tuviera en frente… ahhgg” – dijo apretando los dientes y cerrando el puño bruscamente. Lo quedé mirando expectante para que definiera cómo encausaría su furia contra el olvidadizo Asurza. “Lo mandaría a la cárcel”, precisó.

Un bolero después, el justiciero chofer ya estaba más calmado. Ya había empezado la tanda comercial de “La catedral del bolero” la cual nos resultó jocosa, pues una locutora anunciaba más o menos algo así: “¿Señor, señora, no sabe dónde deja las llaves? ¿Se le olvidan las cosas?” y continuó con otros ejemplos de olvidos antes de animar a sus radioyentes a conocer la solución a la pérdida de la memoria sintonizando su programa sobre medicina natural. No recuerdo el nombre del programa promocionado pero calculo que basta una llamada a la radio de “La catedral del bolero”, para que quien esté interesado obtenga la información.

La risa no se hizo esperar junto con el comentario irónico del taxista de que “el desgraciado ese debería sintonizar el programa”.

No hay comentarios: